venerdì 1 febbraio 2019

 



El Baluarte de las Islas

Proyectado por el ingeniero militar Pietro Antonio Tomasello. Su construcción fue encargada en abril de 1529 al maestro constructor Carlo Florio, quien tenía bajo su dirección 9 trabajadores especializados y 22 obreros simples. Otros 24 obreros serían los encargados de las excavaciones preliminares a la construcción de los fundamentos, excavaciones ya realizadas en octubre de 1529.

Está compuesto por un pórtico de entrada y 4 grandes ambientes de los cuales solo tres son accesibles actualmente. Una vez superado el pórtico, cuya construcción es posterior al baluarte, una rampa de peldaños de piedra sirve de ingreso al primer ambiente, donde están presentes restos de los emplazamientos destinados a los cañones y una fuente en piedra alimentada por una cisterna situada en la parte posterior que puede observarse desde las terrazas del baluarte.

Una pequeña abertura junto a la fuente introduce al visitante en el segundo ambiente, de donde sobresale una imponente bóveda de cañón capaz de soportar el peso de la artillería colocada en las terrazas. Otros cañones dispararían desde los tres emplazamientos bajos destinados a la artillería de cañón, presentes en este segundo ambiente y caracterizados por tres pequeños escalones a lo largo de todas las paredes internas que tenían como objetivo obstaculizar la llegada de balas de cañón enemigas. Estas tres cañoneras fueron muradas al exterior hace algunos decenios, pero es posible observarlas desde el interior del baluarte a través de cinco aberturas. Un orificio al centro de la bóveda de cañón favorece la iluminación del interior del recinto y antaño permitía la salida del humo proveniente del disparo de los cañones. Una reja de hierro introduce a la empinada escalera de piedra que baja en la tenebrosa contramina presente entre los cimientos del baluarte.

La visita interna al baluarte, terminado en torno al 1537, se cierra con un tercer ambiente que hasta los trabajos de restauración del 2010 estaba completamente cubierto de tierra. Un arco murado esconde un cuarto y último ambiente aún lleno de tierra y dotado de otro emplazamiento para la artillería de cañón.
 
 


Externo del baluarte de las Islas



 

El pórtico a través del cual se accede al interior del recinto

 





Entre los cimientos del baluarte una larga y tenebrosa galería (contramina - “contromina”) lo defendía de los ataques a través de túneles subterráneos de los enemigos (minas). Del tejado de la contramina a través de conductos específicamente predispuestos denominadas “catùsi”, podían liberarse sustancias asfixiantes capaces de matar al enemigo que hubiera penetrado en la contramina
 





 

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